¿Experimento, accidente y/o oscuridad programada?
Maria sigue revisando aún los mensajes pendientes en su red social, mientras la compra de congelados de ayer no pudo recuperarse de tantas horas sin enfriar. Necesita la compra de un generador eléctrico para estos casos pero no puede permiterselo. Tras más de nueve horas sin suministro y más de una década en esta situación, Maria continúa abocada a no rendirse.
Estas escenas son comunes en algunos países de Latinoamérica, donde se toma como una práctica habitual y, a diferencia de los apagones sucedidos en USA y Europa que resultan espóradicos y en épocas dispares, el pueblo latino sufre constantemente de estas anomalías convertidas en hechos comunes.
Lo peligroso de lo anterior descrito es adaptarse a esta situación y asumirla como práctica habitual, ya que quieras o no nuestras acciones se encuentran condicionadas por terceros. Es decir, mantenernos alertas ante la escasez, no solo de suministro sino también de información o conocimiento. Sin fuente eléctrica nos encontramos sumidos a un atraso que nos arrastra a depender una y otra vez de terceros que en muchos casos lo asumiría el estado.
La degradación no solo de los servicios sino además de las letras ( en el sentido estrictamente cultural) nos empuja a buscar soluciones, alternativas o vías de escape para paliar la situación.
Los hechos ocurridos en la península ibérica esta semana son de carácter de estudio. Sin respuestas concretas, lo único seguro de constatar fue la respuesta de la población: una tranquilidad pasmosa e incluso en algunas ciudades como Barcelona se realizaron concentraciones de festejo. ¿Qué más no tiene que suceder para percartarnos de la realidad en la cual estamos sumidos, pero dormidos dentro de ella?
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