Bombardeados minuto a minuto de sesgos, afirmaciones y certezas que son simplemente la mirada de otros; somos controlados y manipulados por medios que no son imparciales sino más bien esbirros con un propósito: el control.
Ya sea mediante los antiguos canales como la televisión (otrora fuente de información para muchos) o bien a través de las redes sociales, recibimos un discurso diario que nos afirma que nuestro razonamiento es el adecuado para la situación que vivimos.
No nos importa ceder nuestros datos, por lo tanto nuestra privacidad es invadida. No nos quejamos de los términos y condiciones que aceptamos en cada descarga de aplicaciones, (porque ni siquiera llegamos a leerlas) y menos nos preocupa aumentar nuestros conocimientos de educación financiera por que para eso están "otros".
El tema de referencia de meses atrás sigue siendo que vivimos inmersos en discursos de odio. ¿Odio contra quién? ¿Contra quién nos roba, miente, manipula o ataca?
¿Seguiremos creyendo que las grandes Big Tech están para servirnos y protegernos mediante sus servicios "gratuitos"?
¿Estamos preparados para un futuro no tan lejano, donde la identidad digital impondrá un antes y un después en nuestra seguridad y privacidad digital?
Llamadme escéptico, pero hace mucho deje de creer en los medios convencionales. Deje de centrar mi atención y mi foco en perder tiempo y esfuerzo en entender un sistema que nos esquilma nuestra atención en chorradas que ocultan bajo un manto una maraña de entresijos que manipulan la verdad y nos condiciona a luchar entre nosotros, en lugar de mirar el verdadero foco: nuestras necesidades como pueblo, nación o comunidad. Porque da igual el ámbito que nos desarrollemos, necesitamos comunicación asertiva y veraz para impulsar nuestros proyectos y además crecer con otros para ayudarnos, no para luchar entre si.
Las redes son una muestra de la expresión del pueblo. No son dueños de la verdad. Tampoco lo son en estos momentos los medios responsables de hacer llegar la información veraz al ciudadano, ya que subvencionados y pagados por los gobiernos de turno es imposible que muerdan la mano que da de comer. Por lo tanto, ¿son realmente nuestra creencias quienes determinan nuestros actos o de verdad interpretamos la realidad que vivimos en razón de la lógica y la información veraz libre de prejuicios que recibimos?
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