IMÁGENES


Una vez más, solo una vez más. Enfocó de nuevo y volvió a colocar delante de la lente de su teléfono móvil a su pequeño para una fotografía más.

María, al igual que millones de padres como ella, comparten las imágenes de sus hijos a través de las redes sociales. Bebes, niños e incluso fechas y datos precisos sobre ellos son expuestos a diario y sin ningún control por parte de quienes supuestamente deben protegerlos y cuidarlos.

En el parque, día de campo o playa. No importa el lugar ni la hora. Nunca dejará de ser excusa exhibir nuestra vida privada delante de los demás y menos si se trata de nuestros menores, cual atractivo de feria que deben ser admirados.

¿Donde esta el límite? ¿Porque no disfrutamos de la privacidad e intimidad de nuestros familiares y amigos en un circulo cerrado y seguro?.

¿Porque no mediamos los peligros que esto acecha? ¿Ignorancia tal vez? ¿Imprudencia? ¿O simplemente será dejadez o exhibicionismo? Esta claro que no podemos influir en el comportamiento de las personas para reflexionar estos actos, pero sin embargo sí podemos alertar de lo que estas malas prácticas entrañan como son:

• Posibles casos de acoso por imágenes que conduzcan a burla en un futuro inmediato.

• Las imágenes una vez subidas y publicadas son muy difíciles de erradicar o borrar, debido a que pueden ser redistribuidas.

• La exposición continua y moderada de los menores puede llamar la atención de acosadores y depredadores.

• Crear patrones de rutinas y vías de acceso a nuestros pequeños al compartir su ubicación, tareas que realiza e incluso con quien se relaciona.

Y lo último y más importante, hemos dado por sentado que nuestros pequeños nos pertenecen, que les hemos impuesto exhibirlos y mostrarlos en una etapa de su vida de crecimiento y desarrollo en la cual, lo más preciso es brindarle apoyo y cuidarlos no exponerlos como figuras públicas sin su permiso.



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