La otra cara de la información

Desinformados más que nunca


A día de hoy seguimos discutiendo por imponer nuestra "verdad". Pero ¿quien posee semejante herramienta?

¿Nuestros gobernantes? ¿El pueblo llano, puro y duro? La realidad es más triste de lo esperado. Nuestras actuales normas de información han sufrido un trasvase de poderes jamás imaginado. Cuando vivimos enganchados a la inmediatez y a la "idiotez" por medio de las distintas redes sociales, cuando nos sentamos tras un

teclado y escupimos todas nuestras entrañas sobre un tema específico y opinamos sin tan siquiera tener conocimientos

básicos y elementales, cuando alimentamos con nuestros propios datos a gigantes que nos privan de información veraz

y además nos coartan derechos fundamentales de privacidad.


Todo esto ha mutado en una sociedad que no levanta la vista de su dispositivo de bolsillo. Una sociedad adormecida ante las tropelías y arrebatos de locura de nuestra privacidad y seguridad. Somos sistemáticamente atacados a diario, bombardeados de una información que ni ha sido contrastada y además se encuentra sesgada y manejada por grupos de interés que además tienen la desfachatez de señalar con el dedo y culpar a quienes disientes de ellos calificandolos

de "saboteadores" y se ha creado una alarma incluso desde Naciones Unidas para acometer una campaña mundial contra esta "plaga".


Adormecidos, aletargados e incluso me atrevería a referirme como ignorantes ante tanta desfachatez nos encontramos sumidos hoy en día. No existe tema del cual no seamos "expertos" y nos lancemos a la aventura de descalificar a un profesional. Cuando supuestamente vivimos en la sociedad del "conocimiento" repito, la verdad es otra. El expolio de nuestros datos a diario (con nuestro consentimiento además) y la lluvia de información sesgada es solo la punta del iceberg.


Cuando un medio disiente de la corriente moderada del gobierno de turno, es calificada por una "verificadora" que ¿sabrá Dios quien le ha conferido tal título y con cual derecho se lo atribuyen? como un medio disidente y des-informador. Es lamentable nuestro estado de comunicación hoy día. Contamos con aún con protocolos libres como vías de escape ante tanta barbarie comunicativa: IRC, Gemini, XMPP, Mátrix e incluso en España funciona Telegram. La censura no es propia de regímenes, la encontramos en el corazón del primer mundo y además en pocas ocasiones contamos con la llamada "autocensura" o el acto de vivir con un a venda en los ojos y a vivir mi vida que lo demás simplemente no importa.



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